Wayne Coyne


Fragmentos de una entrevista hecha a Wayne Coyne, líder de Flaming Lips. Hecha por Mark Binell y publicada en Rolling Stone.


"Pero siempre quisimos tocar música hermosa", continúa. "Nos encantaban los Butthole Surfers, pero también escuchábamos a los Bee Gees. Queríamos ser capaces de hacer música emocional y conmovedora, pero para eso se necesita mucha habilidad. Es difícil terminar sonando como Stravinsky. Por accidente uno tal vez pueda aquí y allá sonar como Sonic Youth, sólo jugueteando. Pero jamás sonarás por accidente como Beethoven, pero queríamos"


"La gente piensa que soy un guerrero loco y psicodélico que cree en los Ovnis y en Dios, pero yo detesto todo eso. Creo en las cosas reales."


Wayne Coyne no toma drogas desde que tiene poco más de 20 años. El hecho es algo que a menudo sorprende a los fans de su banda, Flaming Lips. Desde 1984, el grupo está haciendo álbumes cada vez más volados, psicodélicos y, para sorpresa de la propia banda, cada vez más populares; y su música, junto con las imágenes surrealistas de las carátulas de Coyne y la estética retorcida de las letras -con títulos de canciones como "Jesus Shootin' Heroin", "My Cosmic Autumn Rebelion" y "Pilot Can at the Queer of God"- han llevado, razonablemente, a que la gente supusiera ciertas cuestiones.


Y aún así, Coyne insiste: "Nunca me gustaron las drogas. Me daban miedo. La verdad es que me gustaban demasiado mis sentidos". Coyne es un hombre locuaz, con una vos explosiva y dominante que siempre suena al filo de la ronquera. Ocasionalmente, se le desliza un acento de Oklahoma. "Disfrutaría de pedacitos de un viaje, pero uno entero sería demasiado largo para mi", continua Coyne. "Seguiría tomando LSD si durara una hora. Y después regresaría al trabajo. Pero ese es el problema con todas esas drogas psicodélicas: demasiado desafío y retribución insuficiente".

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